Nací en Valencia, en 1984.
Mi nombre es Cristina Casaudoumecq, aunque casi todo mi mundo, me llama Kitty.
Desde siempre he sentido la vocación de estar cerca de aquellos que más lo necesitaban, especialmente los niños y jóvenes. Por ello, estudié magisterio de educación especial (pedagogía terapéutica), y desde joven me he involucrado en todas aquellas realidades de exclusión que llegaban a mí de alguna manera.
Soy de esas personas apasionadas, que se implican al cien por cien en todo aquello que hacen, y que no tienen miedo de dejarse la piel.
Cuento con más de diecinueve años de experiencia como maestra y acompañante de procesos de crecimiento (niños, jóvenes, personas privadas de libertad, personas en situación de sin hogar, personas migrantes, mujeres víctimas de explotación sexual, personas con discapacidad y diversidad funcional…).
Desde 2012 trabajo en el gabinete psicopedagógico de un centro educativo (antes de ello, trabajé más de 7 años en un centro de formación laboral para personas adultas con necesidades educativas especiales y diversidad funcional); y tras muchos años con la ilusión de escribir un cuento, la pérdida de mi madre, me ha dado la fuerza personal que necesitaba para hacerlo.